«Sensibilidad y miedo»

La sensibilidad no es posible cuando hay miedo de esto o aquello.

El miedo endurece. Nos hace cerrarnos, protegernos, anticipar peligros. Y cuando estás en modo defensa, no puedes sentir plenamente. La sensibilidad —ya sea emocional, física o espiritual— requiere apertura. Requiere estar presente, receptivo, sin barreras.

Bruce entendía que un artista marcial debe ser sensible: al movimiento, a la intención del otro, a su propia energía. Pero también lo somos en la vida cotidiana: para amar, crear, aprender o conectar con los demás, necesitamos estar en un estado de apertura y atención real.

Cuando hay miedo, nos protegemos. Pero cuando hay confianza y presencia, florece la sensibilidad. Y desde ahí, todo se vuelve más vivo: las palabras, los gestos, el silencio.

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